HISTORIA DE LA EMPRESA
“Fueron varias y diversas las personas que contribuyeron a arropar el nacimiento de la Farmacia Esquivel, que con esas raíces ha florecido para bien en lo económico, lo laboral, lo social y aún en lo cultural del país y de la ciudad de Puruándiro.”
Don Alfonso Esquivel Pérez fue hijo de María Dolores Pérez Silva y de Alfonso Esquivel López, su papá era médico y tenía su consultorio en su casa: Independencia #139 y tras de éste tenía una botica en donde surtía muchas recetas.
A la edad de 18 años Don Alfonso, decidió abrir la primera farmacia veterinaria en Puruándiro, en ese tiempo no existía ninguna en dicha ciudad, por lo que fue un gran negocio. El 17 de abril de 1955 se inauguró en un espacio reducido (esquina de Independencia y Villalongín). Platicaba él que para que se le viera surtida, ponía el frasco de medicina y al lado su cajita vacía.
A pesar de esto; el espacio empezó a ser insuficiente para abastecer las necesidades de los clientes. Para poder crecer más, (en cuanto espacio y mayor surtido) que era lo que él quería, su papá le consiguió un préstamo.
Cuando tenía 3 años de haberse inaugurado comenzó a ampliar su mercado al introducir medicina humana, teniendo más tarde que dividir las farmacias por cuestión de salubridad. La veterinaria se cambio al portal, dejando la farmacia humana en la esquina de Villalongín.
Su gran motivador fue siempre su esposa, la señora Sarita, ya que aun siendo novios, ella lo entusiasmó para que empezara a trabajar.
Con la práctica, fue adquiriendo conocimientos y sus clientes fueron en aumento, por lo que tuvo que pensar en crecer un poco más, y fue así que se cambió la Farmacia Veterinaria a Independencia # 66 y la humana donde se encontraba la veterinaria -Portal Morelos # 47- quedándose así hasta la actualidad.
En un inicio, muchos medicamentos no venían listos para venderse, sino tenían que comprarse los ingredientes, pesarse (lo llevaban a cabo en una balanza muy pequeña), prepararse y empacarse (en papel de estraza), dependiendo de lo que el Dr. hubiese recetado. Se recibían muchas recetas, sobre todo del Dr. Alfonso Esquivel López.
Dn José Manuel Barajas se encargaba de ir al banco, ir a correos para recoger lo que llegaba de los laboratorios, lo desempacaba, surtía, hacia pedidos y devoluciones. Techi también llevaba a cabo algunas de estas actividades. Los pedidos se los daban a Dn. Alfonso para que el los firmara de autorizados.
Con el tiempo se empezaron a pagar salarios más justos y a mejorar las condiciones de los colaboradores. Iniciaron a utilizar batas blancas que daban mejor apariencia. Se buscaba que siempre hubiera la medicina necesaria y una mejor atención: SIENDO SERIOS, SIN DEJAR DE SER AMABLES.
Cristina Lara tenía su escritorio donde actualmente se encuentran los medicamentos y ahí mismo estaba María Elena Ramírez desempacando la mercancía.
Había unas sillas para que el cliente pudiera sentarse a esperar a que se le preparara su medicamento. Muchos medicamentos venían a granel y las personas pedían en gramos o en centavos según lo necesitaran.
Con el tiempo los laboratorios fueron surtiendo más y más, quedando las recetas preparadas solo como parte de la historia.
En enero de 1971 adquirió un caballito eléctrico, actualmente bien conocido como “El Caballito de la Farmacia”. Fueron Don José Manuel Barajas y Dn Victoriano García, quienes lo trajeron.
El Sr. Esquivel patentó el logotipo y el nombre de Farmacia Esquivel.
Surtían tres mayoristas: Casa Autrey de Guadalajara, Nacional de Drogas de Irapuato y Proveedora de medicamentos de Morelia. Más o menos llegaban dos veces por semana.
Los colaboradores del negocio eran personas leales y comprometidas, la puntualidad siempre fue un reclamo porque la gente necesitaba saber un horario determinado.
Posteriormente el negocio fue creciendo, por lo que se necesitó hacer los tapancos para establecer ahí las oficinas de Don Alfonso, de las secretarias y de la contadora (La Sra. Vicky, quien estuvo laborando en el negocio desde diciembre del 72 hasta abril del 95. A partir de esa fecha, hasta agosto del 2022, fue el Contador Haro quien estuvo a cargo de la asesoría fiscal del negocio).
Para Don Alfonso Esquivel sus colaboradores eran muy importantes, les daba el respeto que se merecen como personas. Además de estímulos económicos, tenía mucha comunicación con ellos, porque decía:
“La farmacia no son los medicamentos, sino quienes atendemos a los clientes.”
Tenía una visión muy amplia, era un líder nato. Sabía motivar, exigir y organizar, reuniendo el personal adecuado para cada necesidad. Don Juve era el apoyo incondicional, nunca tuvieron un altercado.
Tuvo siempre la visión de superarse y logró lo que tenemos ahora, en beneficio de todos. Luchó hasta el final.
Siempre estaba preocupado por sus colaboradores, en atender a sus necesidades y propiciar su desarrollo individual. Ofrecía dos veces por año seminarios en cuanto a servicio al cliente, ventas y superación personal. Siempre traía gente competente, de fuera.
De igual forma (como esparcimiento) planeaba salidas cada año, a varios lugares, algunos de estos fueron: Teotihuacán, Morelia, Pátzcuaro, Guanajuato, lago de Camécuaro, cabañas de Mazamitla, balnearios de Zinapécuaro, paseos al agua tibia, entre otros. En diciembre, organizaba la cena Navideña.
Una colaboradora expresó que durante los 20 años que estuvo trabajando en la Farmacia, siempre estuvo muy contenta por el trato, el aprendizaje, el crecimiento personal, y todos los privilegios que Don Alfonso, tenía para con ella y con todos los colaboradores.
“Era muy fijado en el dinero, en cuestión de los negocios, pero para dar; no tenía medida. Dios le dio bastante porque supo darlo a los demás.”
Volantes aventados por avionetas, paseos gratuitos en carreta, anuncios en TV, radio, periódico, calendarios, redes sociales, etc. son algunos de los recursos publicitarios que Farmacia Esquivel ha utilizado para convertirse en el más importante negocio de este giro en Puruándiro y sus alrededores.
Hecho importante, aunque doloroso fue el fallecimiento del Sr Alfonso Esquivel, en febrero del 2004.
Fue excepcional, siempre quiso hacer feliz a todo el mundo, fue muy generoso, espontáneo e increiblemente humano.
A 68 años de existir, Farmacia Esquivel sigue demostrando que es un negocio noble donde lo más importante es la salud y el bienestar de nuestros clientes.